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Microscopic Cell Analysis
BodyScience Alzheimer's disease

Enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta principalmente a la memoria, el pensamiento y la conducta. Es la causa más común de demencia, un término utilizado para describir un deterioro de la función cognitiva lo suficientemente grave como para interferir con la vida diaria. La enfermedad se caracteriza por la acumulación de proteínas anormales en el cerebro, específicamente placas amiloides y ovillos de tau, que conducen a la muerte de las células cerebrales (neuronas) y la pérdida de conexiones entre ellas.

 

Síntomas generales de la enfermedad de Alzheimer:

 

1. Pérdida de memoria: uno de los primeros y más comunes síntomas, especialmente el olvido de información recientemente aprendida. Las personas pueden plantear repetidamente las mismas preguntas o recurrir cada vez más a ayudas para la memoria, como notas o recordatorios.

 

2. Dificultad para resolver problemas y planificar: dificultad para administrar las finanzas, seguir una receta o realizar un seguimiento de las facturas mensuales debido a una capacidad reducida para desarrollar o seguir un plan.

 

3. Confusión con el tiempo o el lugar: pérdida de la noción de las fechas, las estaciones o el paso del tiempo. Las personas pueden olvidar dónde están o cómo llegaron allí.

 

4. Desafíos para completar tareas familiares: dificultad para realizar actividades diarias, como conducir a un lugar conocido, recordar las reglas de un juego o administrar tareas en el trabajo.

 

5. Dificultad para comprender imágenes visuales y relaciones espaciales: Las personas pueden tener dificultades para leer, calcular distancias o determinar el contraste de colores, lo que puede afectar la conducción o la caminata.

 

6. Problemas con las palabras al hablar o escribir: dificultad para seguir o unirse a una conversación. Las personas pueden detenerse en medio de una conversación y no saber cómo continuar o tener dificultades para encontrar la palabra adecuada.

 

7. Colocar objetos en lugares poco habituales y perder la capacidad de volver sobre sus pasos: pueden colocar objetos en lugares poco habituales y no pueden volver sobre sus pasos para encontrarlos. Esto también puede llevar a acusar a los demás de robar.

 

8. Disminución o falta de criterio: disminución del criterio, en particular en la toma de decisiones. Esto puede incluir malas decisiones financieras o descuido de la higiene personal.

 

9. Retiro del trabajo o de las actividades sociales: a medida que progresan los síntomas cognitivos, las personas pueden comenzar a evitar actividades sociales, pasatiempos o proyectos laborales.

 

10. Cambios en el estado de ánimo y la personalidad: Las personas con Alzheimer pueden sentirse confusas, desconfiadas, deprimidas, temerosas o ansiosas. Pueden alterarse fácilmente en entornos desconocidos.

 

El Alzheimer suele desarrollarse lentamente y los síntomas empeoran con el tiempo. Si bien actualmente no existe cura para el Alzheimer, existen tratamientos para aliviar temporalmente algunos síntomas y las investigaciones en curso apuntan a encontrar mejores estrategias de tratamiento y posibles estrategias de prevención.

En BodyScience, empleamos las últimas tecnologías y contamos con una trayectoria comprobada en el desarrollo de tratamientos para enfermedades neurodegenerativas. Nuestra investigación se centra en encontrar formas eficaces de ralentizar, controlar y, potencialmente, revertir los efectos del Alzheimer, brindando esperanza a los pacientes y sus familias.

¿Cuáles son los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer?

Existen varios factores de riesgo asociados con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, aunque aún no se conoce por completo la causa exacta. Estos factores de riesgo pueden agruparse en categorías modificables y no modificables.

 

Factores de riesgo no modificables

 

1. Edad:

La edad avanzada es el factor de riesgo más importante. La mayoría de las personas con Alzheimer tienen 65 años o más y el riesgo de desarrollar la enfermedad se duplica cada cinco años después de los 65 años. Sin embargo, el Alzheimer también puede presentarse en personas de entre 40 y 50 años, lo que se conoce como Alzheimer de aparición temprana.

2. Genética/Historia familiar:

Tener antecedentes familiares de enfermedad de Alzheimer aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad. Se sabe que ciertos genes, como el gen APOE-e4, aumentan el riesgo, especialmente en el caso de la enfermedad de Alzheimer de aparición tardía.

En casos poco frecuentes, la aparición temprana de la enfermedad de Alzheimer puede deberse a mutaciones en genes como APP, PSEN1 o PSEN2. Estas mutaciones son hereditarias y pueden provocar que la enfermedad de Alzheimer se desarrolle antes de los 65 años.

3. Género:

Las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar Alzheimer que los hombres, aunque las razones no están del todo claras. Puede estar relacionado con que las mujeres viven más o con diferencias hormonales, en particular relacionadas con el estrógeno.

4. Síndrome de Down:

Las personas con síndrome de Down tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad de Alzheimer, a menudo en la mediana edad, debido a una copia adicional del cromosoma 21, que contiene el gen responsable de producir la proteína precursora amiloide (APP).

Factores de riesgo modificables

 

1. Salud cardiovascular:
Las enfermedades que afectan el corazón y los vasos sanguíneos, como la presión arterial alta (hipertensión), el colesterol alto, la diabetes y la aterosclerosis, aumentan el riesgo de padecer Alzheimer. El daño a los vasos sanguíneos del cerebro debido a una mala salud cardiovascular puede contribuir al deterioro cognitivo.

2. Estilo de vida y hábitos:

  • Inactividad física: un estilo de vida sedentario se asocia con un mayor riesgo de padecer Alzheimer. La actividad física regular puede ayudar a mantener la salud cerebral.

  • Dieta: Una dieta deficiente, en particular una dieta rica en grasas saturadas y azúcares, puede aumentar el riesgo. Las dietas como la mediterránea o la DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), que son ricas en frutas, verduras y grasas saludables, pueden ayudar a proteger contra el Alzheimer.

  • Fumar: fumar daña los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de padecer Alzheimer y otras formas de demencia.

  • Consumo excesivo de alcohol: el consumo excesivo de alcohol se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo.

 

3. Actividad cognitiva y educación:
Los niveles más bajos de educación y la falta de compromiso cognitivo en la mediana edad se asocian con un mayor riesgo. Se cree que mantener el cerebro activo mediante la participación en actividades que estimulen la mente (como leer, hacer rompecabezas o aprender nuevas habilidades) tiene un efecto protector.

4. Compromiso social:
El aislamiento social y la falta de relaciones significativas pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo. Mantenerse socialmente activo ayuda a mantener la salud cognitiva.

5. Traumatismo craneoencefálico:
Las lesiones cerebrales traumáticas (LCT), especialmente las lesiones repetidas, pueden aumentar la probabilidad de desarrollar Alzheimer. El uso de cascos durante la práctica deportiva y el uso de cinturones de seguridad en los vehículos pueden reducir el riesgo de sufrir una LCT.

 

6. Trastornos del sueño:
Los problemas crónicos de sueño, especialmente la apnea del sueño y el insomnio, se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer. La falta de sueño puede provocar la acumulación de placas amiloides en el cerebro.

Factores de riesgo emergentes

 

1. Inflamación crónica:
La inflamación crónica a largo plazo en el cuerpo, que puede ser causada por diversas afecciones (como infecciones, enfermedades autoinmunes u obesidad), se reconoce cada vez más como un posible contribuyente al Alzheimer.

 

2. Condiciones de salud mental:
Afecciones como la depresión, la ansiedad y el estrés crónico se han relacionado con un mayor riesgo de padecer Alzheimer. El control de la salud mental mediante terapia, medicación y técnicas de reducción del estrés puede reducir el riesgo.

 

Resumen

Si bien algunos factores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer, como la edad y la genética, no se pueden modificar, otros se pueden controlar mediante modificaciones del estilo de vida. Mantener la salud cardíaca, mantenerse activo física y mentalmente, participar en interacciones sociales y adoptar una dieta saludable pueden ayudar a reducir el riesgo. Además, controlar afecciones como la diabetes, la hipertensión arterial y los trastornos del sueño puede ofrecer beneficios protectores.

 

Citas:
[1] https://www.alz.org/alzheimers-dementia/what-is-alzheimers/causes-and-risk-factors
[2] https://www.nia.nih.gov/health/alzheimers-causes-and-risk-factors/what-causes-alzheimers-disease
[3] https://www.jax.org/news-and-insights/2019/december/will-i-get-alzheimers
[4] https://stanfordhealthcare.org/medical-conditions/brain-and-nerves/dementia/risk-factors.html
[5] https://www.nia.nih.gov/health/alzheimers-causes-and-risk-factors/thinking-about-your-risk-alzheimers-disease-five
[6] https://www.alzheimers.org.uk/about-dementia/types-dementia/who-gets-alzheimers-disease
[7] https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/alzheimers-disease/symptoms-causes/syc-20350447
[8] https://www.alzint.org/about/risk-factors-risk-reduction/

¿Cómo pueden los factores ambientales aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer?

DALL·E 2024-10-01 19.27.36 - Un boceto en color con una proporción de 9_16 que ilustra cómo el medio ambiente

Los factores ambientales, aunque no son la causa principal de la enfermedad de Alzheimer, se reconocen cada vez más como posibles contribuyentes al riesgo de desarrollar la enfermedad. Estos factores pueden influir en la salud cerebral con el tiempo, a menudo a través de una exposición prolongada o un impacto crónico. A continuación, se enumeran algunos factores ambientales clave que pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer:

1. Contaminación del aire

  • Partículas finas (PM2,5): la exposición prolongada a la contaminación del aire, en particular a las partículas finas (PM2,5) y al dióxido de nitrógeno (NO2), se ha relacionado con un mayor riesgo de deterioro cognitivo y de Alzheimer. Los contaminantes pueden provocar inflamación en el cerebro, estrés oxidativo y daños en la barrera hematoencefálica, lo que puede contribuir a la acumulación de placas amiloides y ovillos de tau.

  • Contaminación del aire relacionada con el tráfico: los estudios han demostrado que las personas que viven en zonas con altos niveles de contaminación del tráfico tienen más probabilidades de experimentar un deterioro cognitivo a medida que envejecen.

2. Metales pesados y toxinas

  • Plomo: La exposición prolongada al plomo, en particular durante las primeras etapas del desarrollo, puede tener efectos duraderos en la salud cognitiva. La exposición al plomo se ha asociado con un envejecimiento cognitivo acelerado y neurodegeneración.

  • Mercurio: La exposición al mercurio, a menudo a través de ciertos tipos de pescado o de la contaminación industrial, puede afectar al cerebro. El mercurio puede contribuir a los cambios neurodegenerativos, aunque su vínculo directo con el Alzheimer todavía está en estudio.

  • Aluminio: Si bien el papel del aluminio en el Alzheimer es controvertido, algunas investigaciones sugieren que la exposición a altos niveles de aluminio (presente en ciertos suministros de agua, utensilios de cocina y antitranspirantes) puede contribuir al desarrollo de la enfermedad.

  • Pesticidas: La exposición a ciertos pesticidas, en particular los organofosforados, puede aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, incluido el Alzheimer. Los pesticidas pueden inducir estrés oxidativo y dañar las vías neuronales, lo que contribuye al deterioro cognitivo.

3. Exposición crónica a disolventes y productos químicos

  • Productos químicos industriales: La exposición prolongada a productos químicos como disolventes (utilizados en pinturas, desengrasantes y productos de limpieza), así como a bifenilos policlorados (PCB) (utilizados en la fabricación), se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia. Estos productos químicos pueden provocar estrés oxidativo e inflamación en el cerebro, lo que promueve la neurodegeneración.

  • Exposición agrícola: Los trabajadores expuestos a herbicidas, fungicidas y pesticidas en entornos agrícolas pueden tener un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer. Estos productos químicos pueden alterar el funcionamiento normal del cerebro con el tiempo.

 

4. Exposición ocupacional

  • Construcción y manufactura: Ciertas profesiones, particularmente aquellas que implican exposición a toxinas como asbesto, metales pesados y otros productos químicos industriales, pueden aumentar el riesgo de padecer Alzheimer debido a la inhalación o el contacto prolongado con sustancias nocivas.

  • Veteranos: Los veteranos que han experimentado combate, especialmente aquellos expuestos a explosiones, fosas comunes o agentes químicos, pueden tener una mayor probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo que podría conducir al Alzheimer más adelante en la vida.

 

5. Lesión cerebral traumática (LCT)

  • Las personas que han sufrido lesiones en la cabeza repetidas (como los atletas que practican deportes de contacto o los que tienen ocupaciones de alto riesgo) tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. La lesión cerebral traumática puede dañar las células cerebrales, promover la inflamación y aumentar la acumulación de placas amiloides, lo que conduce al deterioro cognitivo.

  • La encefalopatía traumática crónica (ETC), una afección que se observa a menudo en deportistas que sufren traumatismos craneales repetidos, se ha relacionado con enfermedades neurodegenerativas, incluido el Alzheimer.

6. Epidemiological Studies

  • Several population-based studies have investigated the link between pesticide exposure and Alzheimer's risk:

  • Farmers and agricultural workers, who are frequently exposed to pesticides, have been shown to have higher rates of cognitive impairment and Alzheimer's disease compared to the general population.

  • A study published in JAMA Neurologyfound that individuals with higher levels of DDE(a breakdown product of DDT) in their blood were more likely to have Alzheimer's disease. This suggests a direct relationship between exposure to organochlorine pesticides and the risk of developing Alzheimer's.

  • Another study in France, known as the PAQUID Study, showed that individuals exposed to pesticides in their occupations were more likely to experience cognitive decline and develop dementia, including Alzheimer's disease.

 

7. Occupational Exposure

  • People working in agriculture, landscaping, or pest control are at higher risk due to frequent, prolonged contact with pesticides. The risk increases with the duration and intensity of exposure. These individuals may inhale pesticides or absorb them through the skin, which can lead to higher levels of toxins in their system over time.

  • The cumulative effect of low-dose exposure over many years is thought to be particularly harmful, as it can lead to a slow buildup of neurotoxic substances in the brain.

 

8. Genetic Susceptibility

Some individuals may be genetically predisposed to be more sensitive to the effects of pesticide exposure. For example, people carrying the APOE-e4allele, which is associated with a higher risk of Alzheimer's, may be more vulnerable to the neurotoxic effects of pesticides.

 

9. Prevention and Regulation

In response to growing evidence of the harmful effects of certain pesticides, many countries have implemented regulations to limit or ban the use of particularly dangerous chemicals, such as DDT.

However, pesticide residuein food, water, and the environment still poses a potential risk to the general population. Reducing exposure to pesticides by:

     - Choosing organic produce.

     - Washing fruits and vegetables thoroughly.

     - Avoiding pesticide use in homes or gardens.

     - Wearing protective gear when working with pesticides.

 

10. Long-Term Impact

While the direct causality between pesticides and Alzheimer's disease continues to be studied, the evidence suggests that long-term pesticide exposure, particularly to organophosphates and organochlorines, is linked to a higher risk of cognitive decline and the development of Alzheimer's disease. Public health initiatives aimed at reducing pesticide exposure may help mitigate this risk.

 

Conclusion

Chronic exposure to pesticides, particularly organophosphates and organochlorines like DDT, has been associated with an increased risk of Alzheimer's disease. Pesticides can induce oxidative stress, neuroinflammation, and disruption of neurotransmitter systems, all of which are key factors in the development of Alzheimer's. Occupational exposure, especially for agricultural workers, poses a significant risk, and efforts to reduce pesticide exposure through regulation, protective measures, and lifestyle choices may help lower the risk of neurodegenerative diseases like Alzheimer's.

 

Citations:

[1] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5007474/

[2] https://www.nature.com/articles/nrneurol.2010.80

[3] https://ehjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12940-019-0494-2

[4] https://www.beyondpesticides.org/resources/pesticide-induced-diseases-database/brain-and-nervous-system-disorders

[5] https://www.wjgnet.com/2307-8960/full/v11/i24/5628.htm

[6] https://link.springer.com/article/10.1007/s11356-020-08243-z

[7] https://bmcgeriatr.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12877-016-0342-y

[8] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5059894/

DALL·E 2024-10-01 17.54.43 - Un boceto colorido que representa el vínculo entre los pesticidas y

Los pesticidas y la enfermedad de Alzheimer

Los pesticidas se han estudiado cada vez más como posibles factores de riesgo ambiental para la enfermedad de Alzheimer.

La exposición crónica a ciertos tipos de pesticidas, especialmente en entornos agrícolas o industriales, puede tener efectos neurotóxicos que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas. A continuación, se analiza más de cerca la relación entre los pesticidas y la enfermedad de Alzheimer:

1. Efectos neurotóxicos de los pesticidas

  • Se sabe que los pesticidas, en particular los organofosforados, organoclorados y carbamatos, tienen propiedades neurotóxicas. Estas sustancias químicas pueden interferir con el funcionamiento normal del cerebro al:

  • Alterar los sistemas de neurotransmisores (especialmente la acetilcolina, que es fundamental para la memoria y el aprendizaje).

  • Inducir estrés oxidativo, que conduce a la producción de radicales libres que dañan las células cerebrales.

  • Provoca inflamación en el cerebro, un factor clave en las enfermedades neurodegenerativas.

  • Promover la acumulación de placas beta-amiloide y ovillos de tau, que son características distintivas de la enfermedad de Alzheimer.

2. Pesticidas organofosforados

  • Los organofosforados, que se utilizan habitualmente en la agricultura y en el hogar, inhiben la enzima acetilcolinesterasa, que descompone el neurotransmisor acetilcolina. Esto provoca una acumulación de acetilcolina, lo que altera la comunicación entre neuronas y puede causar daño cerebral a largo plazo.

  • Las investigaciones han demostrado que la exposición crónica a los organofosforados está relacionada con el deterioro cognitivo y un mayor riesgo de Alzheimer, especialmente en personas con exposición prolongada, como agricultores o trabajadores agrícolas.

3. Plaguicidas organoclorados

  • Los organoclorados, incluidos productos químicos como el DDT (diclorodifeniltricloroetano), se utilizaron ampliamente en el pasado y persisten en el medio ambiente debido a su lenta degradación. Aunque están prohibidos en muchos países, los organoclorados siguen presentes en algunas zonas y pueden acumularse en el organismo con el tiempo.

  • Los estudios han descubierto niveles más elevados de DDT y su metabolito DDE (diclorodifenildicloroetileno) en el cerebro de personas diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer. La presencia de estas sustancias químicas se ha relacionado con una mayor producción de beta-amiloide, que contribuye a la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

4. Carbamatos

Los carbamatos son otra clase de pesticidas que, al igual que los organofosforados, inhiben la acetilcolinesterasa. La exposición crónica a estas sustancias químicas se ha relacionado con problemas de memoria, reducción de la función cognitiva y un mayor riesgo de padecer Alzheimer.

5. Aumento de la inflamación y el estrés oxidativo

  • Muchos pesticidas están asociados con niveles elevados de estrés oxidativo e inflamación crónica en el cerebro. El estrés oxidativo se refiere a un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad del cuerpo para contrarrestar sus efectos nocivos. Se sabe que la inflamación crónica y el daño oxidativo contribuyen a la enfermedad de Alzheimer.

  • Los pesticidas también pueden alterar la barrera hematoencefálica, una barrera protectora que impide que sustancias nocivas entren en el cerebro. Una vez que la barrera hematoencefálica se ve comprometida, las toxinas y otros compuestos nocivos pueden dañar más fácilmente las células cerebrales.

6. Estilo de vida y dieta influenciados por el medio ambiente

  • Vida urbana: Las personas que viven en entornos urbanos pueden tener acceso limitado a espacios verdes, alimentos frescos y aire limpio, lo que genera un mayor riesgo de tomar malas decisiones en el estilo de vida, como comportamiento sedentario, mala alimentación y aislamiento social, todo lo cual aumenta el riesgo de padecer Alzheimer.

  • Contaminantes de los alimentos: La exposición a aditivos alimentarios, conservantes y contaminantes como pesticidas y metales pesados en el agua o los alimentos puede aumentar el riesgo de padecer Alzheimer al contribuir al estrés oxidativo y la inflamación en el cerebro.

 

7. Exposición a la radiación

Radioterapia o radiación ambiental: aunque no es un factor de riesgo importante para la mayoría de las personas, quienes están expuestos a altos niveles de radiación (de tratamientos como radioterapia o exposición ambiental) pueden experimentar daños en las células cerebrales, lo que aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer.

 

8. Factores socioeconómicos y psicosociales

  • Nivel socioeconómico bajo: las personas de entornos socioeconómicos más bajos pueden experimentar más factores estresantes ambientales, acceso limitado a la atención médica, mala nutrición y mayor exposición a contaminantes ambientales, todo lo cual puede aumentar el riesgo de Alzheimer.

  • Estrés psicosocial: Los factores estresantes ambientales, incluida la exposición crónica a entornos estresantes, pueden provocar estrés prolongado, que se asocia con cambios en la estructura cerebral, neuroinflamación y un mayor riesgo de Alzheimer.

  • Contaminación acústica urbana: La exposición constante a altos niveles de ruido, particularmente en zonas urbanas densamente pobladas, puede aumentar el estrés y los trastornos del sueño, ambos relacionados con el deterioro cognitivo.

 

9. Trastornos del sueño

Factores ambientales que afectan el sueño: vivir en entornos con ruido excesivo, contaminación lumínica u otras perturbaciones puede provocar problemas crónicos del sueño. El sueño es esencial para eliminar las proteínas beta-amiloide del cerebro, y la falta crónica de sueño se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer Alzheimer.

 

10. Infecciones

Infecciones virales y bacterianas: se están realizando investigaciones para determinar si ciertas infecciones, como la causada por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1), pueden desempeñar un papel en el desarrollo del Alzheimer. Las infecciones crónicas pueden desencadenar respuestas inflamatorias en el cerebro que promueven la acumulación de placa amiloide.

 

Conclusión

Los factores ambientales, como la exposición a la contaminación del aire, toxinas, metales pesados y ciertas sustancias químicas, así como las lesiones cerebrales traumáticas y el estrés crónico, pueden aumentar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Si bien estos factores no causan la enfermedad de Alzheimer directamente, pueden contribuir a los cambios cerebrales que aumentan la vulnerabilidad al deterioro cognitivo. Reducir la exposición a agentes ambientales nocivos, mejorar la calidad del aire y abordar los riesgos laborales pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.

 

Citas:

[1] https://link.springer.com/article/10.1007/s11356-020-08243-z

[2] https://bmcgeriatr.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12877-016-0342-y

[3] https://www.frontiersin.org/journals/aging-neuroscience/articles/10.3389/fnagi.2022.1042488/full

[4] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5059894/

[5] https://today.usc.edu/alzheimers-environmental-risk-factors-usc-research/

[6] https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/alzheimers-disease/symptoms-causes/syc-20350447

[7] https://www.nia.nih.gov/10-years-alzheimers-disease-and- related-dementias-research/increased-understanding-how-social

[8] https://www.nia.nih.gov/health/alzheimers-causes-and-risk-factors/what-causes-alzheimers-disease

¿Cuáles son los pesticidas más comunes relacionados con la enfermedad de Alzheimer?

DALL·E 2024-10-01 17.54.35 - Un boceto en blanco y negro que representa el vínculo entre pesticidas

Según los resultados de la búsqueda, se han relacionado varios tipos de pesticidas con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer (EA):

 

Organoclorados

 

  • El DDT y su metabolito DDE se han asociado con un mayor riesgo de EA en múltiples estudios[1][3].

  • Las concentraciones elevadas de pesticidas organoclorados se relacionaron con el deterioro cognitivo[1].

 

Organofosforados

 

  • Se ha demostrado que la exposición ocupacional a organofosforados aumenta significativamente el riesgo de desarrollar EA más adelante en la vida[3].

  • Se sabe que los organofosforados afectan el funcionamiento del sistema nervioso central como inhibidores de la acetilcolinesterasa[3].

 

Otras clases de pesticidas

 

Los carbamatos, piretroides y neonicotinoides también se han asociado con la hiperfosforilación de tau y la neuroinflamación, que están vinculadas a la patología de la EA[4].

 

Pesticidas específicos

 

  • En algunos estudios se ha implicado al paraquat como un potencial factor de aumento del riesgo de EA[2].

  • En estudios se descubrió que el glifosato atraviesa la barrera hematoencefálica, lo que aumenta potencialmente el riesgo de enfermedades neurológicas como la EA[1].

 

Exposición general a pesticidas

 

  • Múltiples metanálisis y revisiones sistemáticas han encontrado una asociación positiva entre la exposición general a pesticidas y un mayor riesgo de EA[2][3].

  • Vivir cerca de entornos agrícolas con uso intensivo de productos químicos se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer[1].

 

Si bien la evidencia sugiere asociaciones entre varios pesticidas y el riesgo de enfermedad de Alzheimer, aún se necesita más investigación para establecer relaciones causales definitivas para pesticidas específicos. Los mecanismos pueden involucrar estrés oxidativo, disfunción mitocondrial, neuroinflamación y alteraciones en la fosforilación de la proteína tau.

 

Citas:

[1] https://beyondpesticides.org/dailynewsblog/2024/06/cross-sectional-study-finds-connection-between-pesticide-exposure-and-alzheimers-disease/

[2] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5007474/

[3] https://www.nature.com/articles/nrneurol.2010.80

[4] https://www.wjgnet.com/2307-8960/full/v11/i24/5628.htm

[5] https://ehjournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12940-019-0494-2

[6] https://www.center4research.org/pesticides-alzheimers-disease/

[7] https://www.beyondpesticides.org/resources/pesticide-ceived-diseases-database/brain-and-nervous-system-disorders

[8] https://link.springer.com/article/10.1007/s11356-020-08243-z

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